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Aguijón de Licurgo

Homero:

 ...el esforzado Licurgo,...

el que en otro tiempo a las nodrizas del delirante Dioniso

fue acosando por la muy divina región de Nisa. Todas a la vez

los tirsos dejaron caer a tierra por el homicida Licurgo

con la aguijada golpeadas...[1]

 

(R.G.:27.e):

“Dioniso… invadió Tracia, pero tan pronto como su gente desembarcó en la desembocadura del río Estrimón, el rey de los edonios, Licurgo, se le opuso salvajemente con un aguijón y capturó a todo el ejército, con excepción de Dioniso, quien se sumergió en el mar y se refugió en la gruta de Tetis.”

 

J.L.:

Dioniso se convirtió en el santo patrón de los cárteles de la droga hasta el día de hoy, por conseguir lo imposible: imponer el uso del vino frente al resto de bebidas embriagantes en todo el mundo, aunque la difusión de la sagrada planta de la vid hasta India, pasando por Egipto, y Mesopotamia, no fue tarea fácil y exigió en la mayoría de los países el uso de la fuerza armada, algo parecido a las guerras del opio del siglo XIX. A su regreso a Europa, las dificultades no fueron menores. En Tracia, donde desembarcó con sus Ménades y Sátiros en la desembocadura del río Estrimón, se le opuso ferozmente Licurgo, rey de los edonios, quien, con sólo el aguijón de una abeja, consiguió causar gran mortandad entre los seguidores de Dioniso y a él mismo le obligó a huir despavorido y sumergirse en el mar. ¿Por qué un aguijón? Tal vez porque los edonios consumían, en opinión de Robert Graves, otra bebida embriagante sagrada diferente del vino, quizá una mezcla de cerveza y miel fermentada, y no estaban por la labor de cambiar sus gustos etílico-ritualistas por otros nuevos. (En Grecia, dicho sea de paso, se opusieron también al uso del vino –sin éxito-, Perseo en Micenas, Penteo en Tebas y Preto en Tirinto, entre otros).

 

Posteriormente, sin embargo, este Licurgo, hijo de un Driante y padre de otro, por haberse opuesto a la difusión del vino en su territorio, es castigado por Dioniso a su regreso del mar, quien lo enloquece, de manera que Licurgo mata a su propio vástago, Driante, confundiéndolo con una cepa de vid a la que poda convenientemente con un hacha, lo que causa que toda la tierra de Tracia, horrorizada, se vuelva estéril. El dios enólogo exige entonces la muerte de Licurgo como expiación por el crimen y los edonios conducen a Licurgo hasta la cima del monte Pangeo y le atan las extremidades a cuatro caballos salvajes que lo descuartizan. En otras versiones del mito, Licurgo es castigado por Zeus con la ceguera y el acortamiento del hilo de su vida.



[1] Evidentemente, una aguijada no es un aguijón de abeja. ¿Se extralimitó Robert Graves en su traducción? En tal caso, esta entrada al diccionario carece de validez y debe ser borrada.

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